miércoles, 5 de diciembre de 2018

CAPITULO 13 (CUARTA HISTORIA)





Paula se acurrucó en la cama e intentó no llorar. 


Por mucho que lo intentara, no podía imaginarse a su hija con cuatro dientes. Cuatro. Y con los ojos azules, en vez del color gris e indefinido que tenía cuando se había visto obligada a separarse de ella.


Olivia había cambiado mucho, y ella se había perdido todos aquellos cambios.


Pedro colgó el teléfono y la rodeó con sus brazos.


—Todo irá bien —dijo con ternura.


—¿De veras? —preguntó ella con los ojos llenos de lágrimas—. Ha cambiado mucho... Si alguien se cruzara conmigo por la calle con Olivia en brazos, seguramente yo no reconocería a la niña.


—Claro que sí. Estoy seguro de que no ha podido cambiar tanto.


Ella tenía un nudo de pena en el estómago.


—Quizá. Aunque en realidad, no es eso lo que realmente me asusta.


—Entonces ¿qué es?


—Oh, Pedro, después de todo éste tiempo... ¡es ella la que no me va a reconocer a mí!



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