martes, 11 de diciembre de 2018

CAPITULO 34 (CUARTA HISTORIA)





Después de la visita que había recibido aquella primera mañana, Esteban Pruitt no se había arriesgado a acercarse tanto a la casa de nuevo. No tenía intención de enfrentarse a tres vaqueros enfadados, sobre todo cuando uno de ellos llevaba un rifle y parecía que estaba dispuesto a usarlo.


Así que Esteban había reunido sus considerables habilidades para conseguir información de los habitantes de Huérfano. Sus dotes de actor también le habían resultado muy útiles, exactamente igual que cuando trabajaba para el Chaves Publishing Group. Chaves había perdido un reportero de investigación magnífico al cometer la estupidez de despedir a Esteban Pruitt.


Y quizá fuera el error más caro que hubiera cometido Ramiro. en toda su vida. A los habitantes de Huérfano les gustaba hablar, y le contaron muchas cosas sobre el misterioso bebé que llevaba seis meses viviendo en el Rocking D. No hacía falta ser un genio para figurarse de quién era ese bebé, aunque Esteban sabía que los tests de inteligencia le concedían una puntuación de genio.


Esperar al momento idóneo para cobrar su pieza le había resultado gratificante hasta extremos insospechados. Además del placer visceral del que había disfrutado durante los seis meses que había pasado acosando e intimidando a la preciosa hija de Ramiro. había averiguado la existencia de la nieta de Chaves, y tenía la oportunidad de atrapar a la nieta al mismo tiempo que a la hija.


Y lo conseguiría. La suerte estaba de su parte.


Estaba en Buckskin, un bar del pueblo, cuando un tipo llamado Jim había entrado a tomarse una cerveza. El tipo estaba muy ofendido porque Sebastian Daniels había llevado a un experto de Los Angeles al Rocking D para que instalara un sistema de seguridad en una cabaña que había dentro del rancho. Jim no entendía, en primer lugar, para qué necesitaban un sistema de seguridad tan sofisticado para una cabaña.


Esteban había observado lo mucho que Paula se había unido a aquel novio suyo. No había duda de que era el padre de la niña. Esteban apostaría su último dólar a que iban a vivir en aquella cabaña los tres. Por fin, la oportunidad que estaba esperando.



No hay comentarios:

Publicar un comentario